Sentirse a salvo: el poder de la conexión humana · BVG Psicologia
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Sentirse a salvo: el poder de la conexión humana

Sentirse a salvo: el poder de la conexión humana

 

¿Alguna vez has sentido que solo con estar con alguien tu cuerpo se relaja, tu respiración se vuelve más profunda y todo parece estar bien, aunque nada haya cambiado externamente?

Eso no es solo intuición. Es neurociencia encarnada. Y tiene nombre: el sistema vagal ventral.

¿Qué es el sistema vagal ventral?

Según la Teoría Polivagal del neurocientífico Stephen Porges, nuestro sistema nervioso autónomo no solo regula funciones automáticas como el latido del corazón o la respiración; también juega un papel clave en cómo nos sentimos emocionalmente en relación con los demás.

Cuando activamos lo que se conoce como sistema vagal ventral, entramos en un estado de calma, apertura y conexión. Es el circuito biológico de la seguridad emocional. Es el modo en el que nuestro cuerpo y mente nos dicen: «aquí estás a salvo, puedes ser tú, puedes conectar.»

¿Y cómo se activa?

A través de la conexión social. Sí, la sensación de estar acompañado, comprendido, validado… no solo es agradable, es necesaria para la regulación emocional y el bienestar psicológico.

Nuestros cuerpos responden al tono de voz amable, al contacto visual seguro, a la presencia tranquila de otra persona. Esta es la neurocepción: un radar interno que escanea el entorno en busca de señales de amenaza o de seguridad. Y nada nos da más sensación de seguridad que sentirnos parte de un grupo, de una relación significativa, de un vínculo real.

La importancia de pertenecer

En BVG Psicología lo vemos a diario: muchas personas no necesitan tanto «hacer más», sino sentirse más acompañadas, vistas y escuchadas.
Desde el nacimiento, estamos diseñados para formar parte de una red. La soledad crónica o la desconexión social no son solo dolorosas emocionalmente, sino que activan estados del sistema nervioso relacionados con la amenaza o el colapso (como explica la teoría polivagal).

Por eso cultivar relaciones auténticas, cuidar los lazos que nos nutren y rodearnos de personas que nos invitan a ser, no a demostrar, es una forma de cuidar también nuestra salud mental.

Sentirse seguro es sentirse humano

No hay confianza personal sin una base de seguridad relacional.
Primero fuimos vistos con ternura, y desde ahí aprendimos a vernos con ternura.
Primero fuimos acompañados, y desde ahí aprendimos a sostenernos por dentro.

Pregúntate hoy: ¿Qué personas despiertan en ti esa sensación de «puedo respirar»?
¿Y cómo puedes tú ofrecerle esa seguridad a alguien más?

Porque al final, la seguridad no es solo una condición interna.
Es un puente que construimos entre cuerpos, entre miradas, entre presencias.

 

 

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