El miedo
Como todas las emociones el miedo está en nosotros desde el mismo nacimiento, es un mecanismo de defensa preparado para la supervivencia del ser vivo y está presente cuando nos enfrentamos a determinados estímulos.
Los esquemas cognitivos que se asocian al miedo tienen una carga heredada y otra ambiental, es decir, que cada persona estaremos influenciados por nuestra biología y nuestro ambiente y esto marcará nuestra experiencia de miedo, tanto de miedo real como del miedo imaginado.
Las emociones tienen un sentido biológico, nos ayudan en la supervivencia, nos defiende de peligros y amenazas a la vida. La sensación de malestar que el miedo provoca es el aviso de una posible amenaza de vida, por ello es una emoción imprescindible para la vida y se presenta desde pequeños, para protegernos. Los miedos evolutivos son defensas ancestrales en defensa de la vida. El miedo a las alturas en los bebés, el miedo a la separación en los niños, el miedo a la oscuridad, el miedo a hacernos daño físico y emocional, no son miedos en vano, son mecanismos psicológicos de protección, por ello, es importante dar al miedo el valor que tiene, y no pensar que es algo que nos hace daño sin más.
Las distintas formas que tenemos de afrontar las situaciones que se nos presentan en la vida se incorporan desde las primeras experiencia de la primera etapa de vida, se elaboran desde nuestras experiencias, las actitudes ante las vivencias personales, y los pensamientos que forman las creencias, sobre uno mismo y su entorno cercano.
Desde esta perspectiva del miedo, nos encontramos con temores inevitables de amenaza que nos enfrenta a situaciones que tenemos que vencer; puede ser con una persona, situación u objeto.
Desde este marco encontramos los miedos que se experimentan en relación a amenazas exteriores, con situaciones reales. Los miedos que no tienen correlación externa real se sienten como una amenaza tan intensa que general limitaciones y sufrimiento. La base de estos esquemas de miedo se encuentra en el aprendizaje de miedo como cuidados insuficientes, rechazo, e inseguridad, desde edades tempranas o ante acontecimientos causantes de trauma.