07 Oct Ir al psicólogo para salir de la queja
El protagonista de la queja es hacer visible la connotación negativa de aquello a lo que se refiere para manejar el malestar.
Se trata de un mecanismo psicológico que se aprende y se fija en la persona como forma de liberar la tensión, pero como en otros mecanismos del miedo, cuando se trata de una reacción desajustada en lugar de ser una solución, es una fuente de malestar.
La mente no avanza con la queja
Cuando mantenemos el foco en el malestar la mente no avanza, se bloquea, se queda fijado en lo negativo y alimenta seguir viendo lo negativo. Se convierte en un bucle, hay personas excepcionalmente inteligentes enfocadas en encontrar el problema a las soluciones y no se permiten avanzar.
La queja tiene el objetivo de búsqueda de apoyo y comprensión, de necesidad de consuelo y alivio, es fácil que sea una de las formas de comunicación en la pareja por una de las partes. Esta búsqueda de empatía frecuentemente trata de hacer alianzas que sustentan el ego. La queja no ayuda a integrar la emoción negativa ni incita a la acción.
Una persona que se queja, es una persona que está sufriendo.
La queja habitual en una persona cercana consigue dar la sensación de que se trata de alguien egocéntrico, que reclama mucha atención y que transmiten negatividad. En general tendemos a buscar estar en “buena compañía”, que nos contagien emociones positivas para sentirnos recargados de la relación social, por eso nos gusta aprender asertividad, salir a encuentros de amistades, las fiestas, lugares de música,…todas las versiones de ocio, porque nos conectan con alegría y bienestar. Y ser feliz.
La queja es agotadora para el que la expresa y el que la recibe, siendo algo puntual, es normal y se atiende con cariño. No olvidemos que la persona que se queja está sufriendo y es así como se expresa.
La paradoja de la queja es que lejos de apaciguar el malestar se acaba alimentando la negatividad y entra en bucle. Hasta que la propia persona no decide drásticamente cambiar y ser consciente de que su estrategia no ayuda es difícil que desde fuera se cambie.
Las reacciones de enfado, tristeza, ira,…son emociones normales que aparecen ante algo que nos daña, nos impide seguir o nos hace sentir mal. Ante estas emociones las personas que se quejan tienen la inercia de asociar a las emociones la necesidad de expresar su queja, señalando lo negativo y el perjuicio que implica. Para continuar sin aumentar las emociones que se alimentan de la queja tenemos que desplegar otras estrategias psicológicas que nos lleven al camino de la aceptación de la realidad.
FRUSTRACIÓN ⇒ACCIÓN ⇒ ACEPTACIÓN
Acepto lo que no puedo cambiar y cambio mi foco de atención a otra cosa.
Es frecuente que esta característica en la forma de ser de alguien acabe por llevarla a consulta de psicología en Málaga. Son personas que traen al despacho un motivo de consulta de agotamiento y malestar por el sufrimiento que la vida presenta. Están verdaderamente agotados de tanta pesadumbre y al mismo tiempo resulta complicado salir del bucle y cambiar a la acción y a la aceptación de las cosas.
La queja pone la atención en lo que se puede mejorar de algo, en aquello más negativo. Lo contrario, casi, es la gratitud, pensar en aquello que podemos agradecer de lo mismo que nos genera queja cambia el modo de verlo y poco a poco podemos dar más valor a lo que agradecemos que a la queja, lo que no supone ser pasivos, podemos crear acción sin ser profesionales de la queja.
Cambia lo que puedes, acepta lo que es y disfruta del camino