24 Feb Diálogo interior: ¿Qué nos decimos?
El flujo de pensamiento de connotaciones positivas y negativas que se evoca constantemente en la mente de todos son la base del diálogo que mantenemos con nosotros mismos.
La preocupación es el ruido mental sin sentido real que ansía encontrar la certeza para aliviar el malestar de tantas dudas sin resolver. Pero paradójicamente consiguen lo contrario, en lugar de reducir los síntomas los aumentan.
Cómo se genera el diálogo interno
Revisar el contenido del diálogo interior es fundamental para el bienestar psicológico y si en su mayoría es negativo, la opinión sobre la vida es más pesimista.
Si perpetuamos ese tipo de diálogo interior acabamos bloqueados o con reacciones de ansiedad. Es justo esta cadena de pensamientos intentado controlar la incertidumbre lo que nos lleva a la pérdida de control, las respuestas que nos damos nunca son suficientemente tranquilizadoras
Hacernos conscientes de este tipo de diálogos internos constituye un primer gran paso para recobrar el control y evitar una percepción negativa de nosotros mismos o de nuestro contexto, que finalmente solo consigue disparar nuestro estado de ansiedad.
Para la consulta de psicólogos Rincón de la Victoria el enfoque de trabajo es transformar el pensamiento con reestructuración cognitiva en combinación con lo que se percibe en el cuerpo y lo que se siente. Se observa el pensamiento en ese diálogo personal; qué nos estamos contando a nosotros mismos, de nosotros, de lo que nos pasa, del entorno, qué tono usamos, solo observo el pensamiento y me pregunto qué exageración/distorsión se da en él.
La importancia del diálogo interno
- Qué me podría decir para sentirme mejor
- Que empiezo a sentir
- Qué me dice mi cuerpo
- Cuál es el primer paso; dar ese paso hacía el autocuidado
El verdadero cambio ocurre cuando empezamos a detectar estos pensamientos rumiantes y negativos, y los reemplazamos por afirmaciones positivas. Es importante controlar nuestra respiración, relajarnos y afrontar las situaciones con calma. De lo contrario, las actitudes pesimistas y autodestructivas se perpetúan.
De este modo uno vuelve a retomar el manejo de su pensamiento y la sensación de mejor rendimiento personal.
Tipos de diálogos internos
Los diálogos internos que dan lugar a reacciones de angustia o de ansiedad se han clasificado en cuatro tipos:
Diálogo autocrítico
La persona autocrítica se cuestiona constantemente, se juzga y valora negativamente, minimizando los logros y enfatizando los defectos y las limitaciones. La falta de confianza hace que se compare con los demás buscando su falta, se frustra al sentirse incapaz de alcanzar sus logros. Su diálogo interior le mantiene esta idea que no le deja evolucionar.
Diálogo catastrofista.
El pensamiento predominante es la necesidad de prevenir situaciones de riesgo, se imaginan posible
s
catástrofes y se anticipa los hechos que se viven como si fueran a pasar realmente en un futuro cercano, se puede vivir en constante alerta, pueda desencadenar ansiedad, y en cualquier caso, mucho desgaste.
Diálogo victimísta
La persona que se manda mensajes de este estilo se siente desprotegido, solo y sin esperanza. Considera la vida muy complicada y su situación particular como un callejón sin salida, si no es por un motivo, será por otro. Siente que todo son obstáculos insalvables, y que lo que desea para estar bien no es tanto, pero no acaba de llegar. La queja es continua sobre su situación pero en su neuroticismo, se muestra imposible de cambiar.
Dialogo autoexigente
La autoexigencia no tiene fin, es fuente de agotamiento y sacrificio. La exigencia no tolera errores, lo que hace que los retos que se propone sean alcanzables y los equívocos sean de los demás. Es fácil que se caiga en estrés crónico, se desgasta pensando en lo que no consigue lograr por falta de recursos y que la vida no es justa a pesar de todo lo que pone de su parte. Todo tiene un pero y una falta.
Cómo calmar el diálogo interior
Para saber cómo calmar el diálogo interior: cambia tu diálogo interior, vive la vida.
Puedes aprender a cambiar esos pensamiento con connotaciones negativas en otros más alentadores, menos dañinos y más constructivos. Se trata de un proceso simple, tan fácil como en lo físico entrenar el cuerpo, es simple, pero al principio no es sencillo, lleva tiempo y esfuerzo, se practicar hasta que se aprende y se interioriza, como el que aprende a montar en bici. Vamos a ver algunos ejemplos para ser más asertivo con uno mismo:
– Ten un estilo de vida sano. Hacer algo de ejercicio, comer sano, tener tiempo de ocio. Son parte importante para el estado de ánimo y el autocuidado.
– El humor es algo muy serio. Relajar las tensiones con humor, cambiar una discusión por un comentario que despierte una sonrisa. Deja sitio en tu mente para que el humor disminuya la carga y aporte distensión.
– Se reflexivo y atrévete a cambiar. Plantear las dificultades del día a día desde otro enfoque más positivo te hará sentir más capaz y aliviado.
– Cuida y alimenta el espacio social. Rodéate de personas que te aporten energía y alegría, con quien estés cómodo y puedas ser espontáneo. Busca y crea encuentros agradables.
– Conecta contigo. Darse cuenta de lo que uno piensa para poder dar otras alternativas a los pensamientos negativos aplastantes.
– Gira tu diálogo interior en una mirada compasiva y amorosa hacia ti. Se respetuoso, sincero y amable. Valora y agradece todo lo que tienes.
Reconoce cuál es tu pensamiento, qué tipo de contenidos te dices, a ti mismo y hacia el exterior. La responsabilidad de decidir sobre nuestros pensamientos es básica como punto de partida para decidir cambiar, la práctica y el tiempo te ayudarán a disminuir la crítica y aumentar la aceptación.
Con un estado mental más equilibrado la gestión con la vida es más fácil, se maneja mejor el estrés y los acontecimientos vividos. Si no podemos cambiar lo exterior, decide el modo de vivirlo.
BVG Psicología, psicólogos Málaga