Decir no y dejar de complacer · BVG Psicologia
17964
post-template-default,single,single-post,postid-17964,single-format-standard,cookies-not-set,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,footer_responsive_adv,hide_top_bar_on_mobile_header,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-14.1,qode-theme-bridge,disabled_footer_bottom,wpb-js-composer js-comp-ver-7.9,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-17649

Decir no y dejar de complacer

Decir no y dejar de complacer

Decir no y sentirse culpable para algunas personas van unidos. Hay perfiles de personalidades que tienen como característica la inercia de complacer al otro, hasta el punto del desgaste. Saber poner los límites entre lo que puedo dar por el otro sin menoscabar el propio bienestar.

El trabajo psicológico detrás del ejercicio de decir que No es ser la persona de cuidado principal para uno mismo. Es necesario para sentirnos bien con nosotros y con los demás.

Por qué es difícil decir que No

Las personas que les cuesta decir que no sienten miedo a carecer de valor o a no merecer amor y para tratar de compensar esas debilidades se comprometen con comportamientos de sumisión, tratar de complacer al otro o en modo de cuidador.

Creencias irracionales

Sentimiento de culpa por decir No

La sensación de culpa al pensar en decir que no es una de las causas por las que más se reclina el No y se concede la demanda. Habitualmente se tiende a priorizar los deseos de los demás sobre las propias decisiones o planes. La culpa por no conceder al otro la petición es un sentimiento arraigado que se asocia a decepcionar al otro. La asertividad y el equilibrio son las características morales y éticas para ser generosos y colaborar con los demás, y se respetuoso con uno mismo.

Responsabilizarse de todo

Estar sintiendo la responsabilidad de responder a las necesidades del otro es un compromiso que se acaba interiorizando y se conforma en la manera de ser de uno. Esta implicación está en la línea de no saber decir que no por la empatía que se tiene a los deseos del otro y su satisfacción.

Cuando la responsabilidad nos hace tambalear el bienestar personal es prioritario ponernos en valor y saber decir No con asertividad.

 

Decir que no y poner límites

 

Aprender a detectar los momentos para decir No:

El primer paso para poner límites es reconocer aquellos momentos para poder cambiar el modo de reacción y ser empático con uno mismo. Darse el permiso de tratarse bien y con respeto a uno mismo tanto como lo es hacia los demás.

Dejar de decir que si, cuando se preferiría decir que No aunque suponga una primera sensación de culpa y de incomodidad, que es producto de la falta de costumbre y el miedo a que el otro se decepcione.

“El otro nos valora aunque se diga que No, y si ese no le aleja, mejor lejos”

Pensamientos y emociones que llevan a querer complacer al otro.

Darse cuenta de que hay una inercia desde pequeños que llevan a esta inclinación por dar más de lo que nos damos a nosotros mismos es la primera parte; detectar ideas y las situaciones para conocernos y equilibrarnos si no es adecuado para nuestro propio bienestar emocional.

Reflexionar sobre esta forma de vincularse con el otro tratando de ser útil.

No necesitas ser práctico y ayudar al otro para que este quiera tu presencia en su vida. Tú mismo como persona y tu presencia es suficientemente importante para que no trates de ser una relación cómoda o necesaria para el otro.

Atrévete a no ser útil en el otro y a que se te valore por lo que eres y no lo que das. La primera persona que se tiene que sentir así es uno mismo.

 

Formas para decir que NO:

Vamos a ver como tratamos de cambiar la manera de colocarnos frente al otro, es importante pasar del pensamiento convencido de esta postura, a la acción.

El ensayo del No,

Ensayar decir No puede ser de modo gradual, primero con cosas más sencillas y con personas más “fáciles” para cada uno. E ir progresivamente viendo que es importante darse el espacio a uno mismo con los límites del No.

Comunicación no verbal.

Es importante acompañar nuestra conducta verbal con una buena comunicación no verbal: un tono de voz claro, firme, postura erguida, mirar a los ojos, una expresión amable.

La asertividad;

La asertividad es el recurso para defender nuestra postura desde un planteamiento conciliador y pacífico. Tenemos el derecho de pedir ayuda y el derecho a decir que No.

Asertividad y empatía;

La asertividad y la empatía, atendiendo de forma comprensiva la petición del otro se declina amablemente la petición.

Asertividad e insistencia;

Aunque la otra persona pueda ser muy embaucadora, la postura debe seguir siendo la misma.

Postergar la respuesta;

Antes de responder que si porque la otra persona está siendo más persuasiva, o nos sentimos poco convincentes, se puede decir que más tarde responderás que lo vas a reflexionar. De este modo podemos coger aire y determinación para mantener la postura negativa.

“Evita dar un sí inmediato, y reflexiona siempre antes la respuesta.”

No al chantaje emocional:

Cuando el otro nos juzga o chantajea, se trata de explicar q esta negativa no tiene que ver con no querer ayudar o ser mala persona, explicar el peso del No para nuestro bienestar emocional y la disponibilidad como persona en otros aspectos como compañero.

Decir que No, a modo de disco rayado:

Con la técnica del disco rayado uno se mantiene firme repitiendo el mismo argumento y cerrando la negativa las veces que haga falta.

 

 

La inercia emocional va a ser la primera forma de respuesta que se tenga, aprender a decir que no supone, estar pendiente para frenar esa tendencia y poner en marcha otros recursos que sean más respetuosos con uno mismo. Es una habilidad que necesita entrenamiento y firmeza para que se incorpore.

Saber decir No, no es algo egoísta. En la consulta de psicólogos en Rincón de la Victoria abordamos de forma recurrente el agotamiento emocional que supone estar dedicado a no decepcionar a nadie y no tener espacio personal de autocuidado.

 



Call Now Button