26 Mar Aislamiento por coronavirus
Aspectos psicológico del estado de confinamiento
Los días que nos quedan de aislamiento por coronavirus influyen en nuestro mecanismo psicológico, se van a desarrollar diferentes fases psicológicas por las que vamos pasando, no todos reaccionamos igual ni al mismo ritmo. Las fases de confinamiento son similares a las 5 etapas del duelo, y es que en realidad se trata de una situación de pérdida; la rutina diaria, la libertad, la economía…se rompe nuestro esquema mental de vida.
Crisis por covid-19
Estamos en un momento de crisis, por un contagio masivo del virus covid-19, las crisis se entienden como un suceso inesperado, que aparece de pronto y supone una intensa conmoción que puede afectar a los recursos psicológicos de las personas.
La angustia, el temor, la sensación de amenaza, la incertidumbre y los pensamientos obsesivos, son los sentimientos negativos más habituales en estos momentos y van a ir oscilando en intensidad, a veces cuando la tensión no se va descargando se acumula de tal manera que su expresión aparece a modo de explosión. Conocer las fases psicológicas del aislamiento nos puede ayudar a entender mejor nuestras reacciones y la de nuestros acompañantes de confinamiento.
Fase 1 de aislamiento por coronavirus
La tolerancia en general es mayor, se manifiestan sentimientos de dudas, incredulidad pervive con la esperanza y la positividad.
Los mecanismos de defensa se despliegan para mantener la mejor versión psicológica de uno mismo. Se llena de paciencia ante los hijos, la pareja, los mayores, se mantiene una actitud solidaria, de convivencia y apoyo.
Si en esta fase como es el caso, se nos informa que el aislamiento por la pandemia se va a ampliar, la siguiente fase se hace presente.
Fase 2 de aislamiento por coronavirus
Los días en convivencia sin aliento, o la soledad nos desespera, se cae la esperanza por momentos y el miedo se hace fuerte, los casos de contagio por Covid-19 antes estaban en china, llegan al país vecino, entra en España, aparece en la capital, se expande, llega hasta tu ciudad, se va estrechando el cerco, ya conoces personas que tienen la experiencia en su entorno. El calado ya es mayor, el nivel de adaptación al aislamiento, las normas del estado de alarma y el enemigo invisible superan las defensas psicológicas de aquellos que se exponen cada día al virus y de los que tratan de esperar pacientes a su desaparición.
Son días de manifestaciones de ansiedad, irritabilidad, enfado, sensaciones de angustia, se pierde la estabilidad emocional y se incumple las normas. Es este estado de crisis, la convivencia con otros nos da la posibilidad de que el contacto sea una fuente de regulación emocional, aunque se dan situaciones donde la convivencia agrava la situación, en su mayoría el aislamiento con otros compañeros de vida nos reconforta psicológicamente, es un factor esencial para la salud mental.
“La ausencia de relaciones afectivas durante el tiempo de duración en los acontecimientos traumáticos es esencial en el impacto psicológico de cualquier acontecimiento vital”
Fase 3 de aislamiento por coronavirus
Se trata de la fase más larga y se parece a la fase de depresión de los duelos. Se asienta la desesperanza, baja la energía, se siente poca alegría, el humor se apaga, pero como los bebés en orfanatos cuando pierden la ilusión, se deja de luchar contra el confinamiento, las actividades de ocio y entretenimiento dejan de tener sentido. Uno se abandona al destino, se apaga y acepta la situación sin fuerza. Cuando esta fase en la actualidad coincida con la experiencia de contagio propio o de un familiar cercano, estas fases pueden desajustarse volver a otra fase o saltarse alguna, no es una descripción inamovible, solo describe estados psicológicos en determinados contextos como el que estamos viviendo.
En estos momentos la información constante sobre el coronavirus hace de monotema en nuestras vidas, parece imposible escapar de hablar u oír hablar de ello. Dada la privación de movimiento se intensifican las consultas y los medios llenan constantemente todo su contenido de aquello que ahora es tan importante y tan demandado, la información es necesaria para saber a qué nos atenemos, pero tan necesario como la información es no infointoxicarse y estar solamente centrados en lo mismo.
Necesitamos desconectar del coronavirus.
Es evidente que el aislamiento nos limita en gran medida aquellos recursos psicológicos que nos ayudan al bienestar emocional, como salir a pasear, hacer deporte, tener ocio con amigos, celebraciones, etc. Es momento de adaptarnos también en este sentido. Se mantiene una tristeza que da lugar a días de rutina.
Fase 4 de aislamiento por coronavirus
El ser humano tiene tendencia a actualizarse, se adapta a las nuevas circunstancias y crea nuevas rutinas que le llevan a la normalización de la situación. Llegan días que se vive como el estilo de vida normal y esperable, después de quince días de una nueva situación nos moldeamos para adaptarnos, a modo de supervivencia.
Las normas nuevas del coronavirus son aceptadas y normalizadas, vuelve la sonrisa, algo de ocio, parece que esta forma de vida no es tan mala, al menos estamos bien.
Recuerda: No existe un modo universal de reaccionar
Depende del tiempo, las etapas se pueden volver a sentir incluso ya una vez pasada la pandemia. La adaptación y consecuencias psicológicas posteriores depende de varios factores, la huella no sólo depende de la intensidad del drama sino de la forma particular que cada persona tiene de afrontar las dificultades.
Esperemos que la cicatriz sea casi imperceptible y que el aprendizaje social y personal nos lleve a una mejor versión de la humanidad.
La mayoría de las personas no van a necesitar ayuda psicológica, aquellos más expuestos a las peores consecuencias del covid-19 pueden tener estrés agudo, un número menor de la población desarrollan trastornos psicológicos, hipocondría coronavirus, y por estrés postraumático. La ayuda psicológica pierde su estigmatización y gana su importancia en estos momentos, y pasa formar parte de un recurso social necesario.
Nunca pierdas la esperanza
Pedir ayuda no es de debiles, es de valientes. Psicólogos Málaga