
18 Ene Aceptar mi vida y seguir
Aceptar mi vida y seguir, no es resignarse, aceptar es liberarse. Es reconocer que las cosas son como son, no como nos gustaría o quisiéramos que fuera.
Solo hay una vida real, la que vivimos, aquí y ahora. Entre la vida que vivimos y la que nos gustaría vivir hay una diferencia y normalmente se traduce en sufrimiento.
“Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos” Buda
Tenemos que asumir que el dolor existe frente a esa sensación de miedo o temor muy intenso forma parte de nuestra vida y nuestra evolución en ella. Es la diferencia entre lo que tenemos y lo que en realidad tenemos. Con esta diferencia podemos tener tres posiciones diferentes:
-
-
-
- Resistirse
- Aceptar
- Resignarse
-
-
Resistir, el sufrimiento
Confundimos estos conceptos, pero son muy distintos entre sí; en la resistencia nos encontramos en esa lucha constante con la vida, con pensamientos rumiantes, nos hace sentir rabia, enfado, indignación, nos llena de malestar psicológico, gastamos energía en rechazar una vida que es la que se muestra y la resistencia causa más y más dolor, y aquello por lo que nos resistimos, persiste.
Todo lo que resistes, persiste”, Carl Gustav Jung
Vivir resignado
En muchas ocasiones después de la lucha por resistir el agotamiento nos lleva a la resignación, la otra posición que nos llena de sufrimiento ante el dolor. La resignación, el complejo de vacuidad, nos lleva a pensar que no podemos hacer nada por tener otra vida, ya no nos resistimos, nos sometemos abandonandonos, aparece la sensación de abandono, tristeza, pesar, que nos lleva a pensar que no somos capaces, son sentimientos frutos de un desgaste, al haber dedicado nuestro esfuerzo en resistir. Para obtener resultados diferentes, hay que hacer cosas diferentes.
“Acepta. No es resignación, nada te hace perder más energía que el resistir y pelear contra una situación que no puedes cambiar” Dalai Lama
Aceptar la realidad
La aceptación de la realidad te libera de malgastar tú energía psicológica en algo que no podemos cambiar únicamente desde la queja, la resistencia o la resignación. La aceptación de la realidad te da el poder de decir (para superar una relación ) desde esta posición, que acepto como tal, me hago las preguntas para avanzar en el camino hacia la vida que se desea, que se quiere lograr. Aceptar no te libera del dolor, pues el dolor forma parte de la vida y nos acompaña.